Clara Ponsatí y Jordi Graupera EUROPA PRESS
Clara Ponsatí
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El supuesto "apaciguamiento" de Cataluña que tanto esgrime el Gobierno para justificar sus pactos con el secesionismo gobernante en la autonomía sigue brillando por su ausencia, también durante la campaña electoral. Ni ERC ni Junts -que mantienen al frente a los mismos líderes del procés- están por la labor de renunciar a sus planes identitarios y excluyentes, ni tampoco otras formaciones radicales. Entre ellas figura Alhora, el partido encabezado por el filósofo Jordi Graupera y la exconsellera de Educación Clara Ponsatí, que insiste en mantener "un conflicto con España" y "una revuelta popular" para que Cataluña "avance" hacia la secesión.
Este tipo de soflamas hablan por sí solas de lo muy lejos que están los mandatarios del nacionalismo gobernante en Cataluña y su entorno político y mediático de los problemas reales de la gente. Mientras el sufrido ciudadano de a pie bastantes problemas tiene para llegar a fin de mes y padecer en su día a día problemas como la dificultad de acceso a la vivienda, las listas de espera sanitarias o la pésima calidad del sistema educativo de la Generalitat -uno de los peores de toda Europa, según el informe PISA-, ellos se dedican a agitar banderas y conflictos identitarios rancios y caducos, más aún en una sociedad cada vez más global, multicultural, multilingüe y cosmopolita.
Bien harían Ponsatí, Graupera y sus por ahora escasos fieles -parece poco probable que vayan a obtener representación parlamentaria- en bajar de su atalaya al mundo real y centrarse en solucionar los problemas mundanos de las personas -al parecer tan lejanos a ellos-, en lugar de crear otros absurdos y muy graves para enfrentarlas entre sí. Algo que también deberían hacer sus hermanos mayores del Govern y la Cámara catalana, a los que ahora tildan de botiflers por pactar indultos, amnistías y reformas legales a medida -entre otras prebendas- con el Gobierno de Pedro Sánchez.
